La respuesta a esta pregunta es variable. El proceso terapéutico responde al análisis individual de cada caso, por lo que la temporalidad deberá responder al estudio individualizado de la necesidad presente.

En términos generales, los procesos terapéuticos se inician con una temporalidad semanal, pasando progresivamente a verse dicha temporalidad aumentada (quincenalmente, cada tres semanas o mensual en etapas de seguimiento) con el objetivo de generalizar los aprendizajes establecidos en sesión. Lo importante es que la temporalidad de las sesiones sea explicada y consensuada entre terapeuta y consultante.

En referencia a la duración de las sesiones, en nuestro caso tomamos como referencia 50 minutos, ya que consideramos es que un tipo objetivo para que la sesión terapéutica sea funcional y efectiva. No obstante, en tratamientos de pareja o sesiones familiares dicha duración puede verse aumentada.