- Cuando hay un malestar que nos incapacita para llevar nuestra vida de un modo normal (problemas en la vida cotidiana).
- Cuando un problema persiste y no lo podemos solucionar por nuestros propios medios.
- Cuando las personas que nos acompañan o nos quieren o nos conocen bien nos lo aconsejan.
- Cuando no rendimos en el trabajo.
- Cuando el miedo nos inunda y no podemos vencerlo.
- Cuando hemos perdido las ganas de vivir y el estado de ánimo está por los suelos.
- Cuando manifestamos una agresividad inusual o desmedida.
- En situaciones de pérdidas importantes o situaciones traumáticas (accidentes, agresiones, etc).
Ir al psicólogo es un acto responsable de salud y autocuidado.