Retos para el psicólogo

Para el Psicólogo Clínico o el Psicoterapeuta, conocer y comprender la personalidad humana es una de las tareas básicas en su quehacer profesional, ya que la mayoría de sus intervenciones tiene que ver con trastornos de la misma.

Personalidad: “patrón profundamente incorporado y que muestra rasgos cognitivos, afectivos y conductuales manifiestos, que persisten por largos periodos de tiempo. Estos rasgos emergen de una complicada matriz de disposiciones biológicas y del aprendizaje experiencial”, Th. Millon.

Para este autor hay dos procesos situados en el centro de la personalidad:

  1. Cómo interactua el individuo con las demandas del medio ambiente.
  2. Cómo se relaciona consigo mismo.
    Tomado de: unsplash.com

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Los conceptos de normalidad y anormalidad incluyen:

  • La capacidad de funcionar de la persona, de forma efectiva y eficiente.
  • Una sensación subjetiva de satisfacción.
  • La habilidad de alcanzar las propias potencialidades o metas.

Los orígenes de la personalidad se encuentran: en la dotación genética y en las experiencias de vida en familia, en grupo y en la sociedad (modelos, normas, modas etc.).

Las características de nuestra sociedad actual configuran, o pueden configurar, tipos de personalidades que nos obligan a los psicólogos a estar muy atentos a los criterios tan delicados de normal/ desviado. Los manuales de atención psicológica nos ayudan pero las características e influencias del medio van más rápidas que las revisiones de los mismos.

El Psicólogo debe sentirse cómodo en la flexibilidad, ya que si no es así, su labor terapéutica se puede ver impedida. En nuestras mismas palabras, tiene que estar “abierto a la experiencia”.

Tenemos que tener en cuenta las características de la sociedad, que se convierten en retos a la hora de aplicar nuestro conocimiento a los problemas que las personas nos plantean. Podemos señalar algunas:

a) Rapidez y amplitud en el acceso a la comunicación: Gracias a las redes sociales, la comunicación es rápida, amplia, no muy seleccionada y a veces sintética; esto configura que las actividades también sean rápidas, lo que Zygmunt Bauman llama “vida acelerada”. Usar y tirar, con un clic: comprar y vender, gestionar todo ante la pantalla y con un ratón decidir con un dedo (a veces el dedo es más rápido y más ciego que el cerebro que lo debe regir).

Esta rapidez facilita el olvido, como dice Kundera “el nivel de velocidad es directamente proporcional a la intensidad del olvido».


b) Amplitud de contactos sobre todo virtuales: La comunicación es más fácil, más ligera y más rápida. Los mensajes son cortos, fáciles y acompañados de música y efectos visuales, y así, nuestra bandeja de entrada (adecuado nombre el de “bandeja”), está lleno de mensajes de buena voluntad, “mantras” que nos inundan, llenos de consejos que antes solamente se encontraban en cualquier manual de buenas costumbres. Nos invitan a muchas cosas “buenas”: a cuidarnos, a querer a los demás, a ser tolerantes, a saborear imágenes bellas, a valorar el humor. Lo malo es que nos olvidamos en cuanto apagamos el ordenador, o incluso antes, ya que a la vez que leemos esos mensajes tan “positivos”, estamos preparando la clase próxima o leemos el saldo del banco. Escuchamos músicas maravillosas pero cortitas, eso sí, para no cansarnos, no importa saber quién las ha compuesto o interpretado, nos llegan a la emoción un ratito y ¡ya está!.

c) Culto al individualismo: El “YO” actual está muy orientado para hacer que lo importante sea lograr sus propios y legítimos fines. Un mundo lleno de “singles”, el Yo autosuficiente, asertivo, aislado y por ello vulnerable, (Cushman, 1990). Amor de recambio, amor pero no compromiso, amor fácil y sin molestias, amor efímero. Sexo explícito, fácil y precoz o tardío, ilustrado y sin misterio, deseo satisfecho pero con riesgo de ser insatisfactorio. Mil amigos en las redes sociales y solos ante la pantalla.

d) Amplitud de los límites: Gracias a la ciencia y la técnica hemos superado las inclemencias del clima, las distancias, el espacio y el tiempo y, en muchos aspectos, las leyes de la biología. Transformamos lo que tocamos, desde la tierra hasta nuestro propio cuerpo. Los límites también se han expandido en el concepto de individualidad: -Yo soy YO, estoy sólo pero que sepa todo el mundo lo que me pasa y lo que siento (o lo que yo digo que me pasa)-. Y así el exhibicionismo es la norma (lo malo es que no todo el mundo puede consolar o ayudar).

Dice el emperador Adriano (M. Yourcernair, “Memorias de Adriano”)Entre yo y los actos que me constituyen existe un hiato indefinible. La prueba está en que sin cesar siento la necesidad de pensarlos, explicarlos, y justificarlos ante mí mismo. Esto ocurriría en la época de los romanos o en Bélgica, de donde era natural la autora en el pasado siglo XX, ahora además: hay que contarlo en Facebook, Twiter, etc. y en la TV.

e) Búsqueda de control: A causa de los avances tecnológicos, el hombre moderno cree que puede hacer y tener todo a la medida de sus deseos. Puede cambiar su aspecto físico, (los expertos en bioética lo estudian a marchas forzadas: trasplantes, técnicas reproductivas, viabilidad de la vida en neonatos y en pacientes terminales, gestaciones subrogadas etc.). Si nuestro cuerpo no nos gusta lo cambiamos con numerosas operaciones, inyecciones, etc. Las muñecas parecían niñas y ahora las niñas quieren ser muñecas, y lo logran y lo comparten con la cámara y con miles de “amigos”.

Creemos con fe ciega que los objetivos se tienen que cumplir si están bien diseñados. Nos olvidamos que la vida evoluciona gracias al error y a lo imprevisto.

¿Todo lo anterior es malo?. ¡No!. No debemos hacer juicios a priori, es nuestro mundo. Son los retos con los que nos encontramos los que nos dedicamos a aliviar el dolor, la incompetencia, el miedo, la soledad, la pena, la ansiedad y la agresividad.

Las emociones humanas son las mismas pero se visten de otra forma, no nos despistemos.

Características-Retos constantes y variables, cada vez más rápidos, que configuran la personalidad de los que nos consultan y la nuestra.

Lucila Andrés Díez

Directora Clínica Luria Psicología

Irina Dunst
Irina Dunst
08/02/2024
Estupenda experiencia. Los profesionales como la copa de un pino.Son muy cercanos y confiables. Las chicas en recepción son un encanto y hacen muy agradable el tiempo de espera. La zona de espera muy cómoda y te dejan café y galletas.
Elide Montero
Elide Montero
08/02/2024
Excelentes profesionales en todas las areas!
Ana Exmu
Ana Exmu
08/02/2024
Lugar cómodo y apacible. Tanto los profesionales como la recepción son de 10.
Alejandro
Alejandro
03/02/2024
Excepcionales profesionales y, sobretodo, muy amables y cercanos.
Ana Ruiz Martin
Ana Ruiz Martin
03/02/2024
Llevamos un tiempo acudiendo con nuestro hijo adolescente, el cual ha encontrado en Gonzalo un apoyo, es un gran profesional, en cuanto a la atención del centro es fantástica, vinimos por recomendación y no nos arrepentimos. Ahora es nuestro hijo el que nos dice que quiere volver.
Ines
Ines
03/02/2024
Llevo solo este año con Gonzalo y ya considero que me ayuda muchísimo, es atento y se acuerda de todo lo que vamos hablando en otras sesiones. Es un especialista en su trabajo y entiende perfectamente la situación de cada uno de ellos y por lo tanto siempre busca una manera para que nosotros mismo podamos solucionarlo. Esta bien hablar con alguien que te entiende, como si fuese tu mejor amigo.
María Vera Torres
María Vera Torres
03/02/2024
Me ha estado ayudando mucho a afrontar mis debilidades y me ha ayudado a tomar decisiones difíciles, no sólo tenemos conversaciones de lo que nos pasa y lo que no, ni lo que nos gusta ni lo que no, también hacemos juegos y ejercicios para ejercer algún sentido o alguna debilidad que tengamos. Sólo quiero decir que muchas gracias por ayudarme en momentos tan difíciles :).
Ana M. Bueno
Ana M. Bueno
14/12/2023
Llevo con Bea mucho tiempo, es tan profesional, se acuerda más de mis cosas que yo misma y te da ejemplos de actuación con ella misma y su comportamiento. Tengo un precioso vínculo con ella. Pero no habría podido conocerla si la primera vez que entré allí Lucila no me hubiera derivado a ella, esa corta pero empática charla inicial con ella, fue crucial para que me derivara a Bea, que tenía el perfil de psicología ideal para mi. Gracias a todos. Ana Bueno.
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