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    • Luria Psicología
      Superadministrador
      Número de entradas: 22

      La adolescencia se define en sí misma, por la desvinculación del núcleo familiar y la búsqueda constante de identidad. Durante el proceso terapéutico con adolescentes, muchas veces nos encontramos con un muro, con una fuerte resistencia al cambio marcada por esa búsqueda de identidad. Es común encontrarnos adolescentes que dicen “si cambio, no seré yo”, “no quiero dejar de estar triste, porque yo soy así”, “tener estos pensamientos me gusta, forman parte de mi”.

      ¿Cómo pensáis que podemos trabajar con este problema en la resistencia al cambio con adolescentes?

    • Anónimo
      Inactivo
      Número de entradas: 15

      Espero que pronto podamos resolver esa duda y… añado otra: ¿cómo ayudamos a esos/as adolescentes que tienen dudas sobre su identidad SEXUAL?

    • BEATRIZ VICENTE ENCINAS
      Participante
      Número de entradas: 28

      Hola! me estreno aquí dispuesta a equivocarme, así que allá voy. Desde mi punto de vista y en relación a la primera pregunta, imagino que el trabajo tiene que ir dirigido, entre otras cosas, a cambiar la relación del adolescente con su «sentir» y «pensar». Es decir, trabajar esa identificación literal entre lo que sienta/piensa y lo que él «es». Por otro lado, una psicoeducación en relación a lo que conocemos como personalidad. Que pueda entender mejor de qué se trata, cuánto de susceptible al cambio es, la influencia de nuestras experiencias, de nuestro contexto, en quiénes somos (nuestra historia de aprendizaje). Con cautela, sin tratar de instaurar en él un cambio inmediato ni mucho menos impuesto, ya que precisamente eso tendría un efecto contraterapéutico. Desde un posicionamiento flexible, validando su postura, porque hasta el momento esa es «su experiencia», en su búsqueda de identidad, y esa búsqueda no debe ser castigada. Nuestro papel sería mas bien el de ir «moldeando» algunas creencias inadecuadas pero en ningún caso el de condicionar en una dirección determinada su búsqueda de identidad. Ese proceso es fundamental, precisamente es lo que caracteriza a la adolescencia, y tiene que tener lugar. De ahí la diferencia semántica entre «búsqueda» de la identidad, y «formación» de la identidad (aunque la formación es parte del proceso inherente a la búsqueda).
      A la hora de trabajar en ello, utilizaría un lenguaje adecuado a su edad, haría referencia a ejemplos cotidianos, evidencias en su propia historia, materiales complementarios (fragmentos de series, videos…), supuestos, etc. En todos los casos, imagino que el primer paso será vincular adecuadamente con él para favorecer el trabajo terapéutico.

      En relación a la segunda pregunta, imagino que en muchas ocasiones, de la mano a esas dudas aparecerán ciertos miedos (al qué dirán, a sus propios pensamientos «me he quedado mirando un par de veces en los vestuarios a una compañera, ¿querrá decir esto que me gustan las chicas?», a una reprimenda por parte de sus familiares, al posible rechazo…). Si esto fuera así, sería una de las cosas que incluiría en los objetivos terapéuticos: sus miedos. Además de incluir aspectos mencionados en el punto anterior, añadiría reestructuración de creencias disfuncionales (si las hubiera), validación de sus propias emociones, «acompañamiento»…. Imagino que habrá otras cosas fundamentales que me dejo en el tintero.

    • BEATRIZ VICENTE ENCINAS
      Participante
      Número de entradas: 28

      ¡Buenas tardes!

      Desde mi punto de vista el proceso de adquisición de la identidad es un periodo complejo en la adolescencia. Tal como decía Erickson, la tarea evolutiva más importante de esta edad es la resolución de la crisis del yo y la adquisición de la misma.

      En este proceso de adquisición -que ni mucho menos es lineal, puesto que a veces te encuentras a chicos en moratoria, con identidades hipotecadas, etc.- tienen que apoyarse para diferenciarse de los demás, convertirse en una persona que existe al margen de su familia y poder vincularse a los iguales

      Tal como dice Cristina aparecen por tanto ideas de defensa y rechazo ante alguien que amenace el embrión de su identidad queriendo incorporar en su repertorio otro tipo de comportamientos

      Creo que tenemos que diferenciar:
      La búsqueda de la identidad a través de comportamientos exploratorios que amenacen su integridad
      La búsqueda de la identidad a través de comportamientos exploratorios que no amenacen su integridad
      (Explorar es bueno, otra cosa es cómo y con qué se explora)

      ¿Cuándo se ve amenazada su integridad? Cuando a través de esas conductas dificulten la adaptación a su entorno y/o pongan en riesgo su vida/la de los otros

      En este caso estaremos ante por ejemplo un chico que se corta porque esa conducta cumple criterios de reforzamiento o es la norma de una tribu «emo» o si además lo hace como forma de aliviar su angustia o auto-castigarse.

      Ante una chica que consume de manera excesiva cannabis porque ella quiere ser «hippie» y «estar al margen del funcionamiento social«, si además le afecta a su rendimiento académico, le genera problemas en casa o problemas de vinculación con los «pijos»

      -Creo que ahí tenemos que diferenciar entre conducta de riesgo y conducta que incorpora en su repertorio para fortalecer su proceso de identidad.
      -También podemos ayudarle a emitir otro tipo de comportamientos menos dañinos para él que pertenezcan o sean parte de esa identidad que busca
      -Creo que tal y como Marina mencionaba, trabajar en si existen ideas irracionales asociadas a la misma
      -También puede ser interesante proporcionarle experiencias de aprendizaje que le permitan reflexionar sobre las ideas que está desarrollando -por ejemplo, en el caso de un chico con brotes racistas ofrecerle películas, contacto, series, etc. que ahonden sobre ello-
      -Incidir mucho en la diferencia entre comportarse y ser y trabajar ejemplos con él en consulta
      -Adoptar una postura paciente, tolerante y socrática con sus ideas.
      -Evitar alarmismos innecesarios en la familia y ayudar a los padres a ver si con sus conductas mantienen el posicionamiento de sus hijos adolescentes

      Enhorabuena por el tópico Cristina, ¡deseando seguir leyéndoos! Me parece interesante y perteneciente a algo que nos ocurre de manera habitual en el trabajo con los adolescentes

    • Anónimo
      Inactivo
      Número de entradas: 15

      Hola a todas/os,

      ¡Qué debates más interesantes! Yo sólo pasaba por aquí para dejar mi granito de arena: en este caso, recordar que no debemos confundir la identidad sexual con la orientación del deseo erótico.

      La primera se refiere a de qué sexo «me siento» (hombre o mujer) y la segunda hacia qué sexo se orienta mi deseo (hacia hombres y/o hacia mujeres: homosexualidad, heterosexualidad).

      Sigamos opinando 😉

    • BEATRIZ VICENTE ENCINAS
      Participante
      Número de entradas: 28

      Hola a todos! La adolescencia la GRAN etapa del cambio. Supongo que la resistencia de los adolescentes a la terapia sea común sobre todo si no vienen de manera voluntaria y sean los padres o profesores los que hayan tomado la decisión. En estos casos, tal y como ya se ha comentado, la relación terapéutica es muy importante para conseguir que el sujeto al menos te pueda expresar que es lo que siente o piensa (que algunos casos sólo eso será un logro terapéutico).
      Se podría interpretar en afirmaciones como “tener estos pensamiento me gusta, forma parte de mi” cierta fusión entre pensamientos/sentimientos/personalidad. Ya que la adolescencia es una etapa de búsqueda de identidad se podría aprovechar para que el propio adolescente reflexione sobre “qué” y “qué no” forma parte de él, y analizar la diferencia entre lo que está en la mente, lo que sentimos y lo que hacemos.

      Otro punto que podríamos tener en cuenta es aceptar las emociones que está experimentando el sujeto ya que no sabemos si son o no adaptativas. No creo que sea malo que un adolescente se sienta triste o contento o enfadado, el problema vendría si afecta a su vida y a su relación con los demás. Por lo tanto no es necesario castigar su resistencia al cambio (que probablemente ya se lo habrán repetido sus padres en numerosas ocasiones y de diferentes modos), sino aceptar que está cambiando y acompañarles en ese proceso. Utilizar la terapia como una guía para que el sujeto experimente en un entorno seguro hacia donde se quiere dirigir, y autoexplorarse.

      Toda esta reflexión la estoy haciendo dando por hecho que el sujeto no se está poniendo en riesgo. Si ese fuera el caso habría que delimitar y explorar exhaustivamente las conductas lesivas que está llevando a cabo y poco a poco modelar y extinguir las mismas, ya que la propia integridad del sujeto está por encima de otros objetivos que pueda haber en terapia.
      Como resumen (que ya me he enrollado suficiente) diría que para mí lo más importante en estos casos es la confianza y la buena relación terapéutica, si el paciente no quiere realizar un cambio sobre sus pensamientos o sentimientos le preguntaría qué es lo que quiere cambiar él y empezaría a trabajar por ese punto. Más adelante me parece provechoso que haga un ejercicio de introspección acerca de cómo es, con el fin de conocerse mejor y mejorar su capacidad de análisis y metacognición.

      Bueno, espero no haber metido mucho la pata!
      Un abrazo

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