Etiquetado: Éxtasis, psicología, tormento
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AnónimoInactivo27 de febrero de 2017 a las 8:18 amNúmero de entradas: 15
Hoy, por EL DÍA DE LA PSICOLOGÍA, me gustaría que reflexionásemos sobre nuestra profesión y, en concreto, nuestra práctica profesional. Como bien he escuchado a Lucila Andrés en numerosas ocasiones, cumplimos funciones que nos hacen sentir, en algunas ocasiones, TORMENTO y, en otras, ÉXTASIS; ¿las reconocéis?
En mi opinión, como psicólogas y psicólogos debemos aprender a apreciar, «disfrutar» y celebrar de ese éxtasis y gestionar adecuadamente el tormento; para esto último es ideal contar con un equipo con el que compartir opiniones y, también, preocupaciones.
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¡Hola a todos/as! Esa frase nos encaja, ya que todos los que hemos podido tener ya experiencia (en mayor o menor medida) en la práctica profesional identificamos perfectamente ambas situaciones: situaciones de tormento que van desde esos obstáculos que existen para llegar a comprender la historia del paciente, a dificultades a la hora de que realice ciertas tareas o simplemente, que cancele sesiones, ¿qué habrá ocurrido? Y, por otro lado, el éxtasis indiscutible cuando la persona muestra una mejoría, cuando hay compromiso y ganas de seguir trabajando.
No es fácil ser psicólogo, ya que lleva asociado un nivel de carga emocional importante, pero al mismo tiempo es un aprendizaje continuo tanto personal como profesional, yo creo que nos enriquecemos de cada formación, de cada libro, de cada compañero y de cada persona que pasa por consulta.Termino con un fragmento de «Carta a un futuro psicólogo clínico» que creo que viene a definir lo que todos los que nos dedicamos a esta profesión estamos sintiendo o hemos sentido alguna vez:
«Aprenderás que en el juego de la psicoterapia es la propia persona quien hace los goles: tú solo darás los pases. Primero buscarás recetas mágicas, hasta que la experiencia alivie tus ansiedades y entiendas que cada persona es un mundo.
Partirás con la camiseta de una teoría puesta y será el tiempo el que te ayude a cambiar dogma por flexibilidad , sin perder el rigor del oficio. Al principio serás demasiado serio, acaso para maquillar tus inseguridades.Gradualmente irás transformando solemnidad por creatividad y juego. Y sentirás alegría, pena, rabia, miedo, sorpresa, curiosidad, nostalgia y satisfacción. Sobre todo, colega, serás un afortunado: bienvenido a un hermoso trabajo». -
AnónimoInactivo9 de marzo de 2017 a las 8:49 amNúmero de entradas: 15
¡Qué fragmento más bonito, Mireya!, ¡gracias por compartirlo con nosotras/os! y… sigamos construyendo nuestro hermoso trabajo 🙂
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